


Qué mejor homenaje podría rendir este lugar a la memoria de esta tierra de marineros y barcos escondida en una pequeña cala del Rance marítimo que tantos barcos ha visto nacer en los tiempos en que los astilleros eran el orgullo del valle del Rance.
Una historia de barcos que continúa
Un guiño a la historia, un astillero reiniciado hace unos meses en la cala de Quelmer. Junto a estos cascos carcomidos por el mar, que miran en vano hacia la renovada grada de La Landriais, en la otra orilla, otros cascos acuden a reparar sus cuadernas y entablados dañados para seguir navegando.
La historia de los barcos que continúan.