El canal de Ille-et-Rance
La aventura bucólica
En 1804, comenzó la construcción de un canal que casi estaba destinado a ti.
Por supuesto, en aquella época, fue una decisión estratégica de Napoleón Bonaparte en respuesta a un bloqueo naval británico: estaba destinado a transportar mercancías entre Rennes y Saint-Malo. Después, a principios del siglo XX, el ferrocarril y las carreteras pusieron fin a su primera vida. Ahora tiene una vocación muy distinta: ¡transportar emociones! Las mismas emociones que impulsan a los buscadores de tesoros como usted, deseosos de encontrar EL camino que conduce al paraíso de los senderistas.
Pues qué ruta más hermosa que ésta para alimentarse de la naturaleza, respirar, recargar las pilas y disfrutar del momento. Lo más impresionante de la ruta son las 11 esclusas de Hédé-Bazouges. Una prueba de ingenio para una hermosa línea a través de los campos. Hay mil maneras de descubrir el canal: recorriendo sus caminos de sirga, a pie por el GR37®, subido en tus bicis, a caballo o navegando.
Descubre el Canal de la Mancha.






Patrimonio…
Es imposible perderse en esta parte del mapa. Hay pequeños diamantes por todas partes que te indican el camino. Diamantes de piedra opacos por fuera e inundados de claridad por dentro. El diamante más robusto es el château de Montmuran. Los demás diamantes se exploran en silencio, en contemplación, los ojos vueltos hacia el cielo. Así pues, descubra el iglesia de Saint-Ouen-des-Iffs que alberga un importante conjunto de vidrieras del siglo XVI, la de Cardroc con su original techo de casco de barco, o la iglesia de Québriac que tiene la particularidad de estar rematada por un campanario retorcido, o lo que es lo mismo, una aguja en espiral de pizarra del siglo XVII. Monumentos que nos recuerdan que los diamantes, incluso los de piedra, son realmente eternos.