Detrás del granito, la luz
Bienvenido a Dol La Mystérieuse. No verás ese título escrito en ningún mapa, pero anótalo mentalmente. Aquí está una auténtica promesa para el viajero del tiempo, el que quiera retroceder por las calles y los años de esta joya bretona, envuelta en historias y leyendas.
En esta escala, dedíquese a descubrir una miríada de monumentos. Erigido desde el Neolítico, el gigantesco menhir de Champ Dolent, de 9,30 metros de altura, le asombrará y será el punto de partida de las riquezas históricas que le esperan en la antigua ciudad episcopal de Dol, etiquetada como Petite Cité de Caractère®. Esta ciudad le encantará por su calle principal, sus callejuelas estrechas y sus casas con entramado de madera. Déjese atrapar por su historia subiendo por la Grande Rue des Stuarts, llamada así en honor de los reyes de Escocia e Inglaterra, cuyo antepasado era oriundo de Dolois. Se encuentra en el corazón de la Bretaña histórica, donde el jefe Nominoë unificó la nación bretona en el siglo IX y le dio su poder al erigir una iglesia que se convertiría en una majestuosa catedral: la Catedral de Saint-Samson. Una joya a la vez escarpada, con su cara norte fortificada, y llena de delicadeza con su luminosa arquitectura gótica, que alberga radiantes vidrieras delicadamente cinceladas. La gran vidriera, la más antigua de Bretaña, es una obra maestra que no debe perderse. Protegido por las murallas, continúe su visita por la Maison de La Grisardière, y después por la Maison des Petits Palets, el edificio románico más antiguo de Bretaña, espléndido con sus grandes arcadas. No le diremos nada más… Le toca a usted venir a desvelar los secretos del lugar.






Le Mont-Dol
Diablemente imponente
Este terrozo que domina las marismas, a 65 metros de altura, es tierra sagrada y legendaria desde la prehistoria, con un panorama impresionante sobre la bahía del Mont-Saint-Michel.
Al pie del pueblo, los frescos de la iglesia de Saint-Pierre, que datan de los siglos XII y XV, dan testimonio del poder sagrado que habita esta montaña de granito repleta de leyendas. Se dice que el Diablo construyó un enorme palacio en una roca (Le Mont Saint-Michel) y que, celoso, San Miguel le ofreció cambiarlo por un castillo de cristal en la cima de Mont-Dol. El castillo resultó ser de hielo y se derritió para formar el estanque que allí se encuentra. Hoy Mont-Dol, un yacimiento paleolítico, es también un lugar de escalada. La Tour Notre-Dame y un castaño multicentenario vigilan la belleza del lugar.