Tesoro n°6 Combourg y la fortaleza romántica

Cuna del Romanticismo

Espera sentir que tu corazón late un poco más rápido. Tal vez oigas a unos cuantos fantasmas susurrándote sus historias al oído, porque aquí, la razón se desboca. Bienvenido al bastión del Romanticismo.

Combourg, como indica el origen celta del nombre «Combe» y «Borne» que significan «frontera» y «valle», marcaba el límite entre Bretaña y Normandía, y también entre las diócesis de Dol-de-Bretagne, Saint-Malo y Rennes. Esta encrucijada histórica tiraba de la fibra sensible de los señores locales: ¿debían permanecer fieles al duque de Bretaña o volverse hacia Normandía? Esta energía sólo podía dar lugar a un precursor del Romanticismo: François-René de Chateaubriand. Este movimiento cultural del siglo XIX se caracterizó por la melancolía, el hastío y la búsqueda de la expresión de los sentimientos frente a la voz de la razón. El escritor creció en el castillo de Combourg, erigido en el siglo XI para defender la fortaleza episcopal de Dol-de-Bretagne. Vestigios de este pasado salpican la Petite Cité de Caractère®. Pasee por las calles adornadas con casas de entramado de madera y descubra la Maison de la Lanterne, el patio de los Templarios, el Relais des Princes… Vague por las orillas del Lac Tranquille y pasee por esta ciudad clasificada como Station Verte (Estación Verde), recorra las rutas de senderismo o cicloturismo en el corazón de este país etiquetado como Territoire Vélotouristique.

Todo aquí le sumerge en el espíritu del Romanticismo.

Todo aquí le sumerge en el espíritu del Romanticismo.

François-René de Chateaubriand

Esprit es-tu là?

«Fue en los bosques de Combourg donde me convertí en lo que soy», escribió Chateaubriand. Escritor, diplomático y gran viajero, su genio y su incomparable estilo siguen haciendo brillar el espíritu francés por todo el mundo.

El escritor nació en Saint-Malo, y pasó gran parte de su infancia en el castillo de Combourg antes de continuar su formación escolar en Dol-de-Bretagne. En su último viaje a Saint-Malo para llegar a su última morada según sus deseos, frente al mar y en alta mar, será velado una noche en Dol-de-Bretagne.

Dol-de-Bretagne.

Un corazón de granito

Sólido y maravilloso

En Mesnil Roc’h, sus ojos se verán sin duda atraídos por el granito azul, beneficiándose de una indicación geográfica. En numerosas canteras, este tesoro se extrae de la tierra para recorrer el mundo, gozando de una gran reputación por sus tonos azules. Los muelles de Saint-Malo son testigos de su prestigio, al igual que la Ciudad de las Ciencias de La Villette, el Banco de China en Hong Kong, la plaza del Hôtel de Ville en París y muchos otros edificios. El granito es también la piedra ancestral representada en 15 esculturas monumentales de artistas de todo el mundo que se pueden descubrir en el Jardin de Granit. Un tesoro que vale su peso en oro. El granito es mágico, como las hadas que pueblan el bosque de Mesnil, cuyas leyendas se desvelan en la Maison des Fées.

Preparación de la naturaleza.